Sunday, October 12, 2008

Canto-Caracola

"Otra para pensar"
F. Fallas

¿Porqué no? Siempre es bueno pensar. O bueno, casi siempre...
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A la sombra de una palmera marchita por las últimas tormentas, me senté. Sentí la arena cálida entre mis dedos, mientras tomaba la decición de no levantar la vista hacia el mar, pues sabía que cuando estuviera frente a frente con él, ahí encontrarían mis ojos el triste impulso para humedecerse de sal.

No levanté la cabeza durante un tiempo, en silencio seguí el juego de las olas envolviendo los lejanos riscos, las risas de gaviotas burlonas y el susurro de la brisa marina, seductora de tristezas.
La tomé en mi mano. La acerqué a mi oído y murmuré: "talvez si todo hubiera sido en otro tiempo, inclusive en otro lugar, si talvez yo..."
Callé. Ella no respondió. Siguió tocando su melodía de mar, mientras yo tragaba la gruesa impotencia de no lograr despertarla.
No quedó más posibilidad. De pie, con los dedos de los pies acariciando el agua tibia-salada que se arrastra suavemente por las mejillas de la playa, la lanzé. Lejos, muy lejos, con todas mis fuerzas-dolor la lanzé. Dibujó una curva en el aire y prefirió caer cerca del sol que ya buscaba cobija en el agua.
Ahora el mar me nubla la vista, brota de mí. Trato de contenerlo pensando en que talvez un día otra ola y una gaviota me devuelvan lo que le lanzé hace tiempo. Pero honestamente, sé que no es posible. Adios.

C. Del Valle

Wednesday, September 17, 2008

Ola-Caracola...

Con el permiso de uds, ahi les va... a ver como me sale esto pero hace mucho que no practico esto de "postear". Bueno, con las excusas del caso, hoy luego de salir del trabajo desilusionado porque tuve un faltante de dinero (soy cajero bancario y me lo van a cobrar) decidí venirme a un cibercafe a hacer lo que antes me salia bien (o eso creo yo): escribir.
Sin más preámbulo, aquí estoy de vuelta.
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"Descendí por la escalinata sin estar convencido aún. Descendí, con extremo cuidado, hasta el centro. Una vez dentro me encontré con que sólo estaba ella, sentada frente a la desembocadura de la escalera, y junto a ella un viejo fonografo que repetía los vaivenes de las caricias del mar. En el momento cuando me vió, realmente sentí como de sus ojos brotó cierta alegría oculta, pero me dí cuenta tambien como esos destellos se ahogaron detrás de la humedad de sus pupilas.
Triste, pero serenamente, aunque con cierta fibra de ansiedad en su voz, me dijo que talvez si todo hubiera sido en otro tiempo, inclusive en otro lugar, si talvez yo me hubiera atrevido a bajar por esas escaleras antes, que talvez si el mar la hubiera traído antes a esta playa...
Le hice una señal con mi mano para que hicieramos un silencio, mientras que con la otra tomaba el lápiz, al ritmo de los lamidos del mar comenzé a escribir:
"Descendí por la escalinata sin estar convencido aún. Descendí, con extremo cuidado, hasta el centro. Una vez dentro me encontré con que sólo estaba ella...
C. Del Valle