Tuesday, September 01, 2009

hUmaNIDAD

A muñoz
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Regresamos tratando de creer que hicimos todo lo que se podía hacer.

-Estuvo bien, ¿Verdad?

La más grande causa jamás convocada. Nunca antes se había visto a toda la especie participar de algo tan grande. A media noche, a medio día, en la madrugada, al salir del trabajo... no importó la hora que fuera según la regíon del globo, todos los habitantes de la tierra se unieron al mismo tiempo auna causa común. Sin embargo, ahí estábamos, de vuelta a casa. Con la misma sensación callada por dentro.

Esta vez, por más que hubiéramos sido, por más que todos hubiéramos tenido unas ganas infinitas de oponernos; no había nadie que nos escuchara, no había nadie a quien obligar para que las las cosas cambiaran. Lo sabíamos desde un principio, algunos más claramente que otros. Pero al menos nosotros sí lo sabíamos y por eso ahora, la sensación interna de haber nacidos derrotados era afixiante.

"No hay nadie que se oponga; sin embargo, no hay nadie que lo pueda evitar" y ambos queríamos decirlo, pero mejor lo callamos. No quisimos estropear el consuelo que nuestra pequeña acción le pudiera brindar a esas millones de personas que al volver hoy a su vida, se darán cuenta que la muerte sigue acechándonos a pesar de seis mil millones de reclamos.