"En efecto, chico -me dijo haciendo una pausa para chupar su cigarro con fuerza, expulsando luego una larga columna de humo blanco que se hizo nubecilla sobre nuestras cabezas, que apenas se movió perezosamente al abrir la puerta-; sólo somos un instante congelado entre dos infinitos."
Al despertar, sólo pude recordar la tercera parte del sueño, y la mitad de ésta aún no la comprendo.
C. Del Valle