-¿Que dónde has estado? -preguntó ella- Hace siglos que no escribes.
-Y hace meses que manejo un carácter del demonio -contesté.
-Bueno, vení, tomemos un café...
-Estás loca. Yo estoy loco.
-¿Cómo sabes que estoy loca?
-Debes estarlo, sino no hubieras venido.
-Espera, ¿eso es de un libro?
-Pues qué mejor para iniciar esta conversación, que ya es como de novela. Un café negro, sin azúcar, y un té con leche para la señorita.