Ella custodiaba su lunar, siempre desconfiada. siempre alerta. Yo me paseaba por el frente del lugar, como siempre, pensando en burlar la hora de la cena.
Desde fuera la ví por la ventana, de piernas cruzadas y alejando miradas que le llovían de la barra. Con su particular don inútil de sumergirse en los colores llamativos de las bombillas, la noche tomaba un giro más interesante.
Despacio, sin prisa pero agitado, caminé el pasillo de la entrada, que se me hizo eterno. Llegué a su mesa y frente a ella le recité: "Hace tres noches me desperté, con la boca seca, exhalando nostalgias. Esta noche encuentro en esta mesa, una luz que quizás me devuelva la alegría, un calor que aleje la tristeza".
Sonriente, -hay que admitirlo, fue amable en todo momento- se levantó y me besó. Salió con calma del bar y esa noche no se despidió.
En realidad es el cuento corto más largo que he visto. Espero algún día termine y si se puede que termine bien.
Tuesday, August 20, 2013
Monday, August 12, 2013
Complicidades
El hecho es que era la tercera vez, en el mes, que me lo decían con la complicidad que asesina a la duda "Carlos, la verdad es que sos un tipo un poco raro, es decir, no sos muy común".
Fumamos un rato y luego nos echamos a reír.
Fumamos un rato y luego nos echamos a reír.
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