Thursday, June 29, 2006

Varios actos después de un cuento corto...

Ileana, no sé si continuar escuchándote,
me confundís.

Quisiera que fuera distinto, pero así es...

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(Acto Único)


Mariuge, sabés que no te puedo decir nada más.


Mirá, ayer cuando pensaba que en medio
de las cervezas, de wody allen
y de freud,
iba a encontrar un descanso de vós,
me sentía reconfortado;
pero luego cuando me dí cuenta
de tu presencia inegable
(sobre todo después del correo de catalina) no pude pensar más,
dejé de existir...
o de ser (nuevamente)...

-Ileana, creo que tenés razón...
-¡Vés, te lo dije! ja, yo no me equivoco...
-Pero Ileana, yo no quiero, en eso radica toda mi negación... yo no quiero Ileana, ayudáme...
-Pero Carlos, yo tedije que tenía razón, dejáme disfrutarlo. Yo nunca me equivoco en esas varas...
-Ileana, ¿que hago? No sabés los problemas que me trae el sentirme así, tan mal...
-¿Mal? pero si eso no es malo, al contrario. Claro, aveces puede uno pegarse "gueiso", pero por lo general en cuestiones como las de ustedes esa vara es buena, es muy buena.
-Ilea, creo que todavía no lo comprendés...

Ileana todavía no lo entiende, yo todavía no lo termino de asimilar. Me siento mal de sentirme bien, porque no llego a sentirme bien mientras sé que me sentiré peor cuando toda la concepción "etérea" se vuelva lo que es: nada. No por mí, sino porque así es siempre. Lo sé.

-Ileana, si pudieras conocer toda la historia, entonces sabrías lo que te digo...
-¿Toda la historia?¿De qué?
-Nada Ilea, creo que no entenderías...

Regresé de mis pensamientos y todavía me encontraba en la mesa, rodeado de botellas vacías y cigarros consumidos hasta el filtro.

-¿Qué te pasa?-me preguntó de nuevo la vocesita dulce y agradable, mientras yo no podía regresar del encanto de su porcelana. Yo sé que ella existe, aunque en ese momento me parecía que la había inventado para no sentirme tan mal. Creo que de nuevo me acarició la frente.

-Nada, tengo sueño-le contesté recurriendo a la vieja excusa de siempre.

La vocesita se desvaneció. Se desvaneció conforme yo me desvanecía en medio de todos. La noche se volvía tan confusa como lo que nadie se imaginaba y lo que todos deseamos vivir...

-Mae, reaccione!
-¿ah?- fué lo único que se me ocurrió decir entre tanta conversación ajena, luego de pensar en la vocesita de porcelana, que existe, yo lo sé. ¿Una niñita? No, al menos creo que no. Una muñeca de porcelana que regala besos, me suena más.

-Dejá de pensar en "eso"!
-¿En qué?
-Eso, ¿vós pensás que no sé en qué estás pensando?
-No. Yo sé en qué pensás que estoy pensando, pero no estoy pensando en eso...

Y la conversación se perdió en medio de frases sin sentido que no quise admitir ni desmentir, pero mariu, vós sabés lo que yo digo.

-Ileana, ¿Verdad que vós sí sabes a lo que me refiero?
-Mirá Carlos, yo te lo dije desde el principio. Hasta Gustavo me lo confirmó. Es algo obvio.

Todavía no termino de comprender (ni siquiera he comenzado a hacerlo) porqué es algo "obvio". ¿Por qué si es tan obvio yo no me había enterado de esa posibilidad hasta que Ileana me la contó? ¿Será que no quería admitirla? Definitivamente, no debo hablar más con Ileana, me confunde...

-Mariu, comprendés?...
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C. Del Valle

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