Se persiguieron por toda la habitación. Cansados ya por las cosquillas, se miraron cada uno en su extremo de la almohada.
-¿Me odiarás mañana?
-Posiblemente, pero con placentero odio.
-Bien, pero no me odiarás tanto como yo a vos.
Dicho esto, se durmieron otra vez.
No comments:
Post a Comment