Disculpen la tardanza, pero en la funeraria me querían cobrar por el uso del nicho que ya desocupé, arreglar esa situación me demandó mucho tiempo. Todavía tengo tierra en las mangas de la camisa y algunos gusanos en los zapatos. Pero en fin, les traigo un relato, disculpen si no llena las expectativas...
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Como duele podrirme. Es dificil estar aquí abajo, aquí en lo oscuro, aquí en lo húmedo. no siento las manos, no las veo, no las puedo mover. Los gusanos pronto acabarán su trabajo y no quedará más que mi memoria y mi noción de existir, aunque sea aquí encerrado. ¿todavía tendré manos que mover o sólo las imagino, las recuerdo?
Es difícil tener que podrirme, pero soy materia que se descompone, soy polvo -dijeron en la misa- y al polvo debo volver. ¿Volver al polvo? Siempre estuve sentado en el. De hecho, siempre estuve mordiéndolo, siempre lo modí y aún así nunca sació mi hambre.
Es muy doloroso podrirme, descomponerme en la oscuridad. No tengo nada que hacer. Ni siquiera puedo irme a caminar en las noches, mirar por las ventanas a oscuras, sentarme en los parques a mirar a los indiferentes, no puedo ni siquiera fumar, no hay nadie a quien mirar en silencio, no están los viejos amigos para hablar de todo menos de mí. No hay nada que hacer en este cajón oscuro. Lo único que me dejaron para entretenerme son los desechos de la memoria, de mi memoria, los recuerdos que no quise dejar allá arriba. Pero no los quiero usar, por algo no los dejé con la otra parte de mí que vive en la superficie. ¿Muerto? No, enterrado. ¿Es posible morir?...
Enterrado y sin posibilidad de salir. Lo último que recuerdo es el sonido de la tierra sobre la caja. Un sonido cada vez más lejano, un sonido más ligero pero un mayor peso en mi pecho. Es extraño, pero creo que nadie me vino a despedir. Nadie lloró, nadie festejó. Bueno, creo que sí hubo un festejo pero no me avisaron. Es terrible no poder salir. Preferirìa ser como los que deambulan por las noches, frustrados de que nadie los vea, frustrados de no poder abrazar, besar, acariciar; frustrados por no tener cuerpo. Pero por lo menos pueden caminar por las noches, pueden perderse mirando la luna, pueden visitar a quién quieren para frustrarse más por su incapacidad de tocar. Me gustaría visitarte, pero no puedo salir.
¿Me recordarás? ¿Dejé alguna marca en tu vida? ¿Recordás algo de mí? No puedo salir y pronto las imagenes se disolverán en el olvido. Yo no quiero recordarte, pero lo hago. No puedo hacer nada más aquí abajo.
Definitivamente, podrirme sin morir duele...
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C. Del Valle
En realidad es el cuento corto más largo que he visto. Espero algún día termine y si se puede que termine bien.
Thursday, August 31, 2006
Tuesday, August 29, 2006
Tengo Cien Años de Perdón (cuento en verso que no rima)
Robé un beso. Nadie me vió.
Mientras ella destaba despistada
me acerqué y se lo robé.
Bueno, no sé si me lo regaló.
me robé un beso y ahora es sòlo mío,
bueno, es mío y en parte
también es de ella.
Ladrón que roba a ladrón...
Tengo un beso, un beso suyo,
un beso de ambos.
Es robado, claro,
pero un beso hermoso.
Tengo un pequeño beso,
pero basta para sonreír
cuando lo siento en mis labios.
Tengo un beso robado,
pero creo que pronto va a morir.
Lo he visto hacerse más pequeño y transparente,
creo que ya no lo siento con la misma fuerza de cuando me lo robé.
Es un beso hermoso,
pero me da miedo que se pueda morir
como las esperanzas.
Tengo un beso robado,
pero si muere ya no podré robarle más...
C. Del Valle
Mientras ella destaba despistada
me acerqué y se lo robé.
Bueno, no sé si me lo regaló.
me robé un beso y ahora es sòlo mío,
bueno, es mío y en parte
también es de ella.
Ladrón que roba a ladrón...
Tengo un beso, un beso suyo,
un beso de ambos.
Es robado, claro,
pero un beso hermoso.
Tengo un pequeño beso,
pero basta para sonreír
cuando lo siento en mis labios.
Tengo un beso robado,
pero creo que pronto va a morir.
Lo he visto hacerse más pequeño y transparente,
creo que ya no lo siento con la misma fuerza de cuando me lo robé.
Es un beso hermoso,
pero me da miedo que se pueda morir
como las esperanzas.
Tengo un beso robado,
pero si muere ya no podré robarle más...
C. Del Valle
¿Has perdido la cordura?
He perdido la cordura. Estoy seguro que la tenía en mi bolsillo y seguro cuando saqué las llaves se debió caer... No la encuentro, no está en mi caja de cartón con la ropa, no está debajo de mi cama, no está en mi maletín... No encuentro dónde dejé mi cordura, creo que la perdí.
Es cierto ya estaba muy desgastada, con algunos remiendos, pero aún así funcionaba. Me protegía. El último ataque tuyo casi hace que se rompa por completo, por eso la tenía en el bolsillo para llevarla a reparar. Pero no la encuentro!!! Se ha perdido mi cordura, si alguien la encuentra tirada por favor avíseme:
C. Del Valle
Apartamento 79, color gris,
Avenida de las Esperanzas hambrientas,
La ciudad muerta.
El Paìs de las Sombras.
Es cierto ya estaba muy desgastada, con algunos remiendos, pero aún así funcionaba. Me protegía. El último ataque tuyo casi hace que se rompa por completo, por eso la tenía en el bolsillo para llevarla a reparar. Pero no la encuentro!!! Se ha perdido mi cordura, si alguien la encuentra tirada por favor avíseme:
C. Del Valle
Apartamento 79, color gris,
Avenida de las Esperanzas hambrientas,
La ciudad muerta.
El Paìs de las Sombras.
Saturday, August 19, 2006
Un futuro incierto (No alimentes esperanzas)
Ayer, mientras la lluvía luchaba por atravesar los cristales de mi cuarto y mis fuerzas languidecían ante el mundo, buscaba en la caja de cartón (bajo mi cama) un par de medias que me calentaran. Entre los misterios de porqué se desaparecen los pares, encontré una viejas esperanzas. Estaban flaquitas, tristes, no hablaban, a penas si podían respirar. Sus huesitos se dibujaban en la piel, parecían que tratanban de escaparse a través de ella. No me atreví a tocarlas en el acto, por miedo a que se rompiera su piel y salieran sus huesitos o que si las tocara se quebraran esos cuerpecitos lastimeros. Hice todo los esfuerzos mentales para poder reconocerlas, no fue fácil, pero al fin supe porqué estaban ahí, porqué estaban bajo esas condiciones tan precarias: Son las esperanzas que un día, después de varios consejos de mis amigos, decidí no volver a alimentar.
-No debés alimentar falsas esperanzas, dejálas de un lado y reconstruite vos...
-Pero no las puedo dejar morir, no quiero abandonar mis esperanzas...
Me siento inhumano al ver el estado en el que se encuentran, mas no podía seguir alimentándolas con mi sangre, eran ellas o era yo. Por aquél tiempo las esperanzas estaban gorditas, sanas, ¡hasta color en sus mejillas tenían las cabronas!; pero yo estaba cada día más flaco, más triste, ya casi sin sangre...
Tomé los cuerpecitos flacos de las esperanzas, las acaricié tratando de demostrarles todo mi cariño, el último cariño que podía demostrarles. Ellas abrieron sus ojitos (grandes en proporción a su cabecita, sobresaliente de sus caritas), me miraron con ternura y con un suspiro, fueron muriendo una a una en mis manos.
Siento tristeza al verlas ahora, no sé si era lo mejor, pero ya las dejé morir de hambre...
No puedo ocultar mi nostalgia por ese último suspiro, debo aceptarlo, en ese momento se me escaparon algunas lágrimas, pero ya nada puedo hacer...
C. Del Valle
-No debés alimentar falsas esperanzas, dejálas de un lado y reconstruite vos...
-Pero no las puedo dejar morir, no quiero abandonar mis esperanzas...
Me siento inhumano al ver el estado en el que se encuentran, mas no podía seguir alimentándolas con mi sangre, eran ellas o era yo. Por aquél tiempo las esperanzas estaban gorditas, sanas, ¡hasta color en sus mejillas tenían las cabronas!; pero yo estaba cada día más flaco, más triste, ya casi sin sangre...
Tomé los cuerpecitos flacos de las esperanzas, las acaricié tratando de demostrarles todo mi cariño, el último cariño que podía demostrarles. Ellas abrieron sus ojitos (grandes en proporción a su cabecita, sobresaliente de sus caritas), me miraron con ternura y con un suspiro, fueron muriendo una a una en mis manos.
Siento tristeza al verlas ahora, no sé si era lo mejor, pero ya las dejé morir de hambre...
No puedo ocultar mi nostalgia por ese último suspiro, debo aceptarlo, en ese momento se me escaparon algunas lágrimas, pero ya nada puedo hacer...
C. Del Valle
Friday, August 18, 2006
El ladrón de boinas y la hacedora de sueños (Bella stronza II)
-Joaquín, decíme: ¿qué pasa?
-Nada, sólo tengo un poco de sueño...
-Estabas tomando, ¿cierto?
-jaja, sólo un par de cervezas...
-Joaquín, queé tenes en las manos? Para ver!
-Nada, sólo me raspé..
-Pero estás todo cortado!!! Qué pasó?!
-Nada, fué una botella...
____________________________
-¿Qué tenés en las manos? ¿Te cortaste? Vamos a mi apartamento, es aquí cerca. Tenés que lavarte las manos, se te va a infeccionar..
-No, no me voy a lavar las manos. No vengás jugandome de machito y tratar de llevarme a tu aparta. Tenemos que ir a San Pedro.
-Sólo me preocupan tus heridas. Aún así debemos pasar al aparta, necesito recoger el dinero, no ando nada. De paso te lavás las manos...
-No me las voy a lavar. Vos también te has cortado.
-Un poco, no es mucho.
___________________________
-Piyo, qué te pasó.
-Nada, pero si querés saber: sólo me echaron de un bar, casi me echan de otro, se me quebraron dos botellas, me chiflaron y arrojaron cervezas y cubitos de hielo en "SAND", caminé como idiota por toda la capital, desperté con medio billete de diez mil colones en cada mano, una cinta "scotch", volví a fumar mota, aparecí en mi apartamento con la boina de una española loca (que no sé ni cómo se llamaba), como verás mis brazos están cortados por vidrios...
-Está bien, ya, demasiada información, no me contés más, esas aventuras tuyas no me interesan... Piyo cuidáte, otra vez hacés esas cosas, tené cuidado...
___________________________
Luego de correr por las calles vacías, sin ningún motivo, solamente llevados por el espiritu de locura que esa noche les había poseído a dos extraños que se unían para destrozar al mundo; logró convencerla de sentarse en la acera frente al banco.
-Fumás?
-Sólo mota.
-Sí, yo también pero ahora me refería a tabaco. Mota no tengo...
-Yo sí...- y ella sacó de su bolsillo una arrugada caja de fósforos, en la cual traía la colilla de un puro-, ves?
-¿Lo encendemos aqui?- dijo mientras miraba de reojo a los guardas de seguridad del banco estatal de al frente- yo tengo encendedor...
-No. Cuando lleguemos a San Pedro. Poeque tenemos que ir a San Pedro, no nos vamos a quedar aquí, ¿Me llevarás a San Pedro, verdad?
-Sí, iremos. No sé porqué, pero iremos...
Las cajas de cartón volaron en medio de una furiosa lluvia de puñetazos, patadas y gritos. Él le hizo segunda en el despilfarro de ira contra las cajas de cartón en la acera, ella las golpeaba y finalmente las lanzó a la calle y fue tras ellas. Joaquín la tomó de la cintura y la regresó a la acera, justo antes de que un camión la aplastara.
-Tío, te la has jugado bien... -su acento de española loca se le salió por primera vez en toda la noche- te la has jugado...
-Gracias, pero sigo pensando que estás loca...
-Por eso andás conmigo.
_____________________________
-Joaquín, ¿Y esa boina?
-Todavía no lo sé. Creo que es de ella, pero no sé porqué la tengo... todavía no recuerdo todo.
C. Del Valle
-Nada, sólo tengo un poco de sueño...
-Estabas tomando, ¿cierto?
-jaja, sólo un par de cervezas...
-Joaquín, queé tenes en las manos? Para ver!
-Nada, sólo me raspé..
-Pero estás todo cortado!!! Qué pasó?!
-Nada, fué una botella...
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-¿Qué tenés en las manos? ¿Te cortaste? Vamos a mi apartamento, es aquí cerca. Tenés que lavarte las manos, se te va a infeccionar..
-No, no me voy a lavar las manos. No vengás jugandome de machito y tratar de llevarme a tu aparta. Tenemos que ir a San Pedro.
-Sólo me preocupan tus heridas. Aún así debemos pasar al aparta, necesito recoger el dinero, no ando nada. De paso te lavás las manos...
-No me las voy a lavar. Vos también te has cortado.
-Un poco, no es mucho.
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-Piyo, qué te pasó.
-Nada, pero si querés saber: sólo me echaron de un bar, casi me echan de otro, se me quebraron dos botellas, me chiflaron y arrojaron cervezas y cubitos de hielo en "SAND", caminé como idiota por toda la capital, desperté con medio billete de diez mil colones en cada mano, una cinta "scotch", volví a fumar mota, aparecí en mi apartamento con la boina de una española loca (que no sé ni cómo se llamaba), como verás mis brazos están cortados por vidrios...
-Está bien, ya, demasiada información, no me contés más, esas aventuras tuyas no me interesan... Piyo cuidáte, otra vez hacés esas cosas, tené cuidado...
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Luego de correr por las calles vacías, sin ningún motivo, solamente llevados por el espiritu de locura que esa noche les había poseído a dos extraños que se unían para destrozar al mundo; logró convencerla de sentarse en la acera frente al banco.
-Fumás?
-Sólo mota.
-Sí, yo también pero ahora me refería a tabaco. Mota no tengo...
-Yo sí...- y ella sacó de su bolsillo una arrugada caja de fósforos, en la cual traía la colilla de un puro-, ves?
-¿Lo encendemos aqui?- dijo mientras miraba de reojo a los guardas de seguridad del banco estatal de al frente- yo tengo encendedor...
-No. Cuando lleguemos a San Pedro. Poeque tenemos que ir a San Pedro, no nos vamos a quedar aquí, ¿Me llevarás a San Pedro, verdad?
-Sí, iremos. No sé porqué, pero iremos...
Las cajas de cartón volaron en medio de una furiosa lluvia de puñetazos, patadas y gritos. Él le hizo segunda en el despilfarro de ira contra las cajas de cartón en la acera, ella las golpeaba y finalmente las lanzó a la calle y fue tras ellas. Joaquín la tomó de la cintura y la regresó a la acera, justo antes de que un camión la aplastara.
-Tío, te la has jugado bien... -su acento de española loca se le salió por primera vez en toda la noche- te la has jugado...
-Gracias, pero sigo pensando que estás loca...
-Por eso andás conmigo.
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-Joaquín, ¿Y esa boina?
-Todavía no lo sé. Creo que es de ella, pero no sé porqué la tengo... todavía no recuerdo todo.
C. Del Valle
Saturday, August 05, 2006
Bella Stronza (Parte 1)
Cielo despejado, un poco de viento frío pero mucho sol y un dolor de cabeza extremo: un clima que simulaba un diciembre incrustado en la mitad del año. Joaquín andaba con el paso que acaricia dolorosamente al cemento, mientras que su mente divagaba entre la mezcolanza de recuerdos, entre el sudor y una sensación de alcohol añejo que sentía en su garganta.
-¿En qué momento se me ocurrió que yo anoche tenía que salir de mi apartamento a tomarme unas birras?
Martes, ya casi eran las ocho de la mañana y "piyo" aparecía en ese momento por la casa de su familia, cosa no muy habitual. Tres meses sin visitarlos y ahora aparece a desyunar casi sin decir una palabra.
-¡Hermanito! (un par de abracitos a sus piernas, pues hasta ahí llegaban los pequños brazos de Tita y Pía)
-¡Piyo!
-¿Piyo? ¿Qué hacés aquí?
-¿No tengo derecho de venir a visitarlas?
En realidad Ana sabía que algo no andaba bien, Piyo no acostumbra visitarlas muy seguido a menos de que tenga alguna de sus crisis existenciales cíclicas o que estuviera tomando cerca de la casa y necesite un lugar dónde dormir...
-Vamos al cuarto Piyo, tenés cara de sueño.
Joaquín se sentía extraño en aquella casa casi olvidada por su vida, aquellas paredes que lo hicieron crecer despacio y de golpe después, con la lentitud de un hogar consolidado y contradictorio, pero además con la brusquedad del abandono.
La sala está diferente, los muebles más deteriorados de la cuenta por el uso poco común que sus hemanitas le han dado, la pared del baño que da a la sala está más húmedad que antes (tiene más musgo). Lo único que parece estar tal y como lo recordaba es el reloj de pared con el paisaje de un río, que cuelga sobre el sofá más grande, ese que ha marcado la misma hora desde que era niño, desde que era felizmente inconsciente, desde que se perdía en las piedras de ese paisaje para despertarse con el olor a café recién chorreado y pan tostado, la voz de su madre y el refugio cálido contra la lluvia...
La habitación de su hermana mayor estaba como siempre, un poco de ropa por aquí, algún cenicero por allá, el ropero viejo de la abuela lleno de calcomanías y muchos dibujos de "Garfield" en la pared. Lo de siempre.
Se desplomó casi como hoja seca sobre la cama destendida, digo casi porque se dejó caer pero la resistencia del viento lo hizo descender lentamente para rematarlo con un golpe seco sobre la almohada. Su hermana se sentó en el borde.
-¿Qué pasa Joaquín?
"Joaquín", ella le dijo Joaquín, como cuando está hablando de algo muy serio...
_____________________________________
-¡No los recojás!!!
-Pero hay que hacerlo, no podemos dejar los vidrios aquí.
-Hijos de Puta!, Tienen que recoger eso o llamo a la policía... ¿Ven? ahí está, o los recogen o... ¡Señor, vealos!
-¡Haganme el favor y recogen esos pedazos de botella!
-No recogemos ni mierda!!!- Decía ella con didficultad, de cuclillas en el piso, de cara a la pared externa del bar- No tenemos que recoger nada!!!
-Ya, tranquila, recojamos esto- le decía Joaquínb mientras la abrazaba en un intento de retenerle los brazos para evitar que se los llevaran presos-, tranquila, yo los recojo...
-No, no recogemos ni mierda!!! Ni MIerda!!!
-No me señale!!!- gritó el policía golpeando la mano de ella
-Mae tranquilo!!!!, No provoque!!!- Joaquín se dió cuenta de que estaba alterado y que las circunstancias no lo favorecían, no era el momento de terminar en la delegación, así que se volvió a ella y trató de convencerla de recoger los vidrios de la botella que quebraron en la acera.
-Echemoslos en tu bulto, no tenés nada en él. ¿Ves? estos no son vidrios, son diamantes, son nuestro tesoro más preciado... Jajaja...
Mientras recogía los vidrios como si fuera arena, mientras ella enterraba sus manos entre esa montaña cortante, se reía disfrutando de esa fantasía de diamantes y lo miraba, de cuclillas y finalmente sonreía acercando su boca...
-¡Qué suerte haberte encontrado hoy!
-Estás loca...
Un beso, más vidrios, las manos cortadas...
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-¿En qué momento se me ocurrió que yo anoche tenía que salir de mi apartamento a tomarme unas birras?
Martes, ya casi eran las ocho de la mañana y "piyo" aparecía en ese momento por la casa de su familia, cosa no muy habitual. Tres meses sin visitarlos y ahora aparece a desyunar casi sin decir una palabra.
-¡Hermanito! (un par de abracitos a sus piernas, pues hasta ahí llegaban los pequños brazos de Tita y Pía)
-¡Piyo!
-¿Piyo? ¿Qué hacés aquí?
-¿No tengo derecho de venir a visitarlas?
En realidad Ana sabía que algo no andaba bien, Piyo no acostumbra visitarlas muy seguido a menos de que tenga alguna de sus crisis existenciales cíclicas o que estuviera tomando cerca de la casa y necesite un lugar dónde dormir...
-Vamos al cuarto Piyo, tenés cara de sueño.
Joaquín se sentía extraño en aquella casa casi olvidada por su vida, aquellas paredes que lo hicieron crecer despacio y de golpe después, con la lentitud de un hogar consolidado y contradictorio, pero además con la brusquedad del abandono.
La sala está diferente, los muebles más deteriorados de la cuenta por el uso poco común que sus hemanitas le han dado, la pared del baño que da a la sala está más húmedad que antes (tiene más musgo). Lo único que parece estar tal y como lo recordaba es el reloj de pared con el paisaje de un río, que cuelga sobre el sofá más grande, ese que ha marcado la misma hora desde que era niño, desde que era felizmente inconsciente, desde que se perdía en las piedras de ese paisaje para despertarse con el olor a café recién chorreado y pan tostado, la voz de su madre y el refugio cálido contra la lluvia...
La habitación de su hermana mayor estaba como siempre, un poco de ropa por aquí, algún cenicero por allá, el ropero viejo de la abuela lleno de calcomanías y muchos dibujos de "Garfield" en la pared. Lo de siempre.
Se desplomó casi como hoja seca sobre la cama destendida, digo casi porque se dejó caer pero la resistencia del viento lo hizo descender lentamente para rematarlo con un golpe seco sobre la almohada. Su hermana se sentó en el borde.
-¿Qué pasa Joaquín?
"Joaquín", ella le dijo Joaquín, como cuando está hablando de algo muy serio...
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-¡No los recojás!!!
-Pero hay que hacerlo, no podemos dejar los vidrios aquí.
-Hijos de Puta!, Tienen que recoger eso o llamo a la policía... ¿Ven? ahí está, o los recogen o... ¡Señor, vealos!
-¡Haganme el favor y recogen esos pedazos de botella!
-No recogemos ni mierda!!!- Decía ella con didficultad, de cuclillas en el piso, de cara a la pared externa del bar- No tenemos que recoger nada!!!
-Ya, tranquila, recojamos esto- le decía Joaquínb mientras la abrazaba en un intento de retenerle los brazos para evitar que se los llevaran presos-, tranquila, yo los recojo...
-No, no recogemos ni mierda!!! Ni MIerda!!!
-No me señale!!!- gritó el policía golpeando la mano de ella
-Mae tranquilo!!!!, No provoque!!!- Joaquín se dió cuenta de que estaba alterado y que las circunstancias no lo favorecían, no era el momento de terminar en la delegación, así que se volvió a ella y trató de convencerla de recoger los vidrios de la botella que quebraron en la acera.
-Echemoslos en tu bulto, no tenés nada en él. ¿Ves? estos no son vidrios, son diamantes, son nuestro tesoro más preciado... Jajaja...
Mientras recogía los vidrios como si fuera arena, mientras ella enterraba sus manos entre esa montaña cortante, se reía disfrutando de esa fantasía de diamantes y lo miraba, de cuclillas y finalmente sonreía acercando su boca...
-¡Qué suerte haberte encontrado hoy!
-Estás loca...
Un beso, más vidrios, las manos cortadas...
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