Wednesday, May 21, 2014

El caso de la chica de Lima (10)

La noche no cumplió con refrescar el ambiente. Cerca de las seis de la tarde una corta llovizna cayó en el centro de la ciudad, pero únicamente empeoró el ambiente sofocante. Humedad, calor y poca brisa.

Caminé hacia la banca del parque, estaba seguro que ahí debería esperarme. No podía referirse a otro lugar: el libro de la buhardilla tenía el sello de la librería del frente, el poema marcado hablaba de un parque con muchas palomas, la fotografía que aún llevo en el bolsillo fue sacada ahí. Todo apuntaba a esa banca.

La niña del abrigo azul cordurroy no me acompañó cuando salí. Le dije que fuera conmigo, pero al salir, la vi desde la puerta y seguía flotando por la casa, me miró con indiferencia unos segundos y siguió hacia la cocina.

Cerré sin darle demasiada importancia, pero conforme me voy acercando al parque la expresión de sus ojos me desconcierta. Sigo caminando por el boulevar, hay poca gente en la calle. La mayoría de los negocios han cerrado ya, y pocos son los vendedores ambulantes que aún ofrecen baratijas en las esquinas.

Mientras más me acerco al parque más me pregunto qué me quiso decir con su mirada la niña del abrigo azul.

Llego hasta la esquina del parque. Veo la banca a poca distancia de mí y me detengo. Está vacía, así que enciendo un cigarrillo.

El golpe del humo, exhalar. La noche se presenta sutilmente distinta. Algo no es lo mismo, esa extraña sensación de no saber si realmente estoy aquí, pero lo estoy. Siento mis manos, me clavo una uña en la palma y verifico que estoy aquí.

Una brisa refresca la noche, que sin darme cuenta, ha avanzado ya dos horas y siete cigarros.

"Dejalo así, no entendiste el mensaje", me dice la niña del abrigo, quien me observa desde hace un rato sentada en la fuente.

"Tú sí lo entendiste, ¿Porqué no me dijiste nada?". Preguntarle a ella es una cosa, esperar que conteste es otra muy distinta. La niña se dedica a meter la mano en la fuente y jugar con el agua.

"Los parques son los mejores lugares para encontrar el olvido", me dijo y sonrió.

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